
Los mandalas para niños son muy útiles para que enfoquen su atención y plasmen sus ideas dentro de una circunferencia que les ayuda a concentrarse e inspirarse.
El dibujo es la forma de expresión más antigua de la humanidad. Antes de aprender a escribir nuestro nombre, hacemos garabatos, redondas y palos, que van evolucionando hasta llegar a dibujos más elaborados, que nos ayudan en nuestro desarrollo.
Los niños más pequeños empiezan coloreando mandalas que ya están dibujados o los pueden crear con arena teñida de tizas de colores. Los adolescentes, los diseñan con compás y reglas, creando figuras geométricas, fractales, símbolos, etc.
¿Para qué se utilizaban los mandalas en la antigüedad?
Mandala en Hindú, quiere decir círculo concéntrico de energía.
En Egipto existen grabados en las pirámides que muestran que los Egipcios los usaban para:
- Mejorar la capacidad mental y la memoria.
- Activar la energía positiva para crear ambientes de armonía.
- Meditar
Los Druidas y las tribus Indias les servía para captar energía o transmutar la negativa en positiva.
Los sacerdotes, místicos y sabios los usaban en sus meditaciones y curaciones.
En la actualidad, en China, los utilizan para fortalecer la salud, protegerse de las energías del entorno y para atraer abundancia y prosperidad.
Beneficios de los mandalas para niños y adultos
- Ayudan a la concentración y relajan porque hacen que la visión se mantenga en un punto.
- Favorecen la creatividad.
- Ayudan a la motricidad fina y a la coordinación.
Beneficios del dibujo
- Es la base para la escritura y la lectura.
- Desarrolla las conexiones neuronales y crea otras nuevas.
- Fomenta la creatividad, la expresión con uno mismo y la comunicación en general.
- Desarrolla la maduración emocional, intelectual y psicomotriz.
Comenzamos a pintar
En silencio, eligen sus herramientas para trabajar su círculo y pocos son los que lo dejan sin terminar.
A los niños introvertidos, les aconsejo que empiecen desde el interior al exterior, para que amplifiquen su visión y se expresen.
A los inquietos, que les cuesta concentrarse, al contrario, de afuera hacia adentro, para captar su atención agitada y conducirla a un punto de unión.
Tanto los mandalas más elaborados, como los dibujos que se pintan dentro de un círculo, están marcados por unas pautas de interpretación como son la posición, las dimensión, los trazos, la presión y los colores que los niños utilizan para expresar sus sentimientos, sus problemas o preocupaciones.
Analizar el dibujo de un niño es una tarea compleja, a veces no intentan expresar sentimientos, sino que se están copiando de ilustraciones de libros que les gustan, películas o de su propia imaginación.
El dibujo libre es la mejor manera para poder interpretar los dibujos, sin darle al niño instrucciones sobre lo que debe hacer.
Ten presente que la interpretación siempre debe hacerse desde la visión de un niño, que es diferente a la de adulto.
Si te apetece pasar una tarde creativa y relajarte, crea o colorea un mandala.
Si tienes hijos comparte ese tiempo con ellos, les encantará.
Un buen libro para empezar a pintar mandalas para niños es, entre otros: «El color de la fantasía» de Gemma Zaragüeta.