Los remedios presentes en la farmacia de la naturaleza
En el instante en el que empecé a leer la obra del Dr. Bach, despertó en mi la curiosidad por sus esencias florales.
¿Un Doctor y Filósofo Galés?
¿Unas flores para el sistema emocional?
¿El laboratorio de la luz que nunca se apaga?
Doctor en Medicina, que trabajaba en bacteriología y con homeopatía, responsable de un laboratorio, un consultorio con muchos pacientes y una consulta para personas pobres, decide ir a recoger flores para crear una nueva terapia.
Da la impresión de que no se sentía satisfecho con su trabajo y realiza un cambio radical, con un enfoque hacia la naturaleza.
Después de leer su biografía de la mano de Nora Weeks, lo que más me sorprende es que Bach antes de encontrar el remedio que curaba cada flor, podía sentir el estado emocional al cual iba dirigido dicho remedio.
¿Qué le estaba sucediendo al Dr. Bach?
Quizás, estaba escuchando a su pequeña voz interior que le guiaba y necesitaba descubrir una manera de curar sencilla y natural.
Como decía Gandhi: “La pequeña voz de la conciencia interior no es fácil discernirla porque está muy mezclada con los instintos, los deseos egoístas, las normas de educación”.
Y Bach se saltó las normas de su época, cierra su laboratorio, reparte su extensa clientela entre sus colegas y se embarca en una aventura hasta el fin de sus días.
Mi curiosidad iba en aumento y quería probarlas.
Las probé y las sigo tomando cuando lo creo necesario.
Me conectan con mi yo más profundo y puedo darme cuenta del por qué de mi estado emocional para poder aprender de él.
Los remedios no tienen ningún efecto secundario y si una flor incorporada en el remedio no se necesita, no hace su efecto. Así de sencillo.
Bach decía en el libro “Cúrense a ustedes mismos” que:
Las enfermedades primarias verdaderas del hombre son defectos tales como el orgullo, la crueldad, el odio, el egoísmo, la ignorancia, la inestabilidad y la codicia.
Que traen consigo características negativas como: restricción, indecisión, duda, impaciencia, temor, indiferencia, fanatismo, terror, desasosiego, debilidad, ignorancia o pesar.
Sus remedios, armonizan la personalidad, desarrollan el amor y conducen a la comprensión de la unidad gracias al aprendizaje de las cualidades que todos debemos conquistar en esta vida:
paz, bondad, comprensión, sabiduría, valor, compasión, constancia, firmeza, tolerancia, indulgencia y alegría.
Bach se dio cuenta de que pacientes con una personalidad o temperamento similar respondían por igual a un mismo tratamiento, pero los que tenían personalidades diferentes, aún con la misma enfermedad, reaccionaban de manera distinta.
Entonces, ¿depende de la actitud del paciente, sus pensamientos, emociones y de cómo se tome su enfermedad para administrar un remedio u otro?.
La enfermedad en sí no es tan importante ya que se origina en el mundo emocional, por eso hay que tratar al paciente y no a la enfermedad.
En 1928 Bach se convence de que la medicina ortodoxa no le aporta la solución que necesita y realiza el cambio.
Ofrece conferencias, más artículos de prensa dando a conocer las pruebas de los beneficios de su nueva terapia. Realiza visitas domiciliarias con ayudantes no médicos, que no son aprobadas por el Consejo General de Medicina.
Le notifican que debe cesar sus actividades, sino cancelarán su matrícula profesional.
Bach les responde: “el deber de un médico, por sobre otra consideración, es curar la enfermedad y aliviar al que sufre”.
Su matrícula nunca fue retirada del Registro Profesional, aunque él deserta de la medicina ortodoxa.
Después de descubrir sus últimas esencias, presiente su muerte en 1936 y comunica a sus colaboradores: ” Mi tarea está cumplida; mi misión en este mundo está terminada”.
Y su luz se apagó mientras dormía.